3 - Esto era la mili...
O un campo de esclavos?
O un campo de esclavos?
Un día cualquiera "de la puta vida" en el cuartel: Toque de diana a las 6 de la mañana cambiarte asearte y hacer la cama con los gritos del suboficial de guardia y en tiempo récord tener el escuadrón listo para revista.
Formación en el patio y pasar lista, a tu nombre gritar presente y asignarte a cada uno los destinos de trabajo, de militar nada de eso..., sólo trabajo, nada más y debido a los acontecimientos del régimen con el proceso a ETA empezamos con hacer un poco se instrucción en formación y desfilando al mando de un Alférez chusquero, que se equivocaba al dar la orden de media vuelta y algunos se daban de narices, había risas, se fijo en uno y lo saco a patadas de la formación y había un Capitán hijo de un Capitán General de Cataluña que ni se inmutó al ser la culpa del alférez, no encontré a nadie entre los mandos que pueda decir (era una excelente persona), sólo encontré como excelente al Maestro Herrador.
Nos llevaron a Gavá unos días con los camiones a un campo de tiro a practicar con el fusil, así estaban las cosas de complicadas, para que en la Remonta se hicieran prácticas de soldados ya que más bien eramos trabajadores esclavos en un campo de concentración, sin chistar y cobrando 35 ptas. al mes.
Desayunar en el comedor, café con leche y galletas, un día que un soldado se quejó de lo malo que era nos hicieron salir a todos del comedor menos él y le hicieron tomar café con leche hasta que le salió por las orejas, terminado el almuerzo limpiar el caballo que te asignaban darle de comer paja, alfalfa seca y la ración de cebada y sacarlos a pasear por el recinto del cuartel, dando vueltas, uno detrás del otro, un día me tocó el caballo de Granollers (que me arrastro por el suelo) y me hizo lo mismo, me cogió la delantera corriendo yo también corría y me llevo directo a una palmera, lo solté antes de llegar, tenías que bregar mucho con ellos daban coces, mordiscos y levantarse de las patas delanteras, eran enormes y tenías que dominarlos, cuando los limpiabas según el que te tocaba tenías que ir con cien ojos, rasparlo primero con un cepillo de púas (como un peine) para sacar los pelos que le caen y después con otro de cepillo, cepillarlo muy bien por todo el cuerpo a favor del pelo y si tenía mucha crin o cola pasarles el peine, había algunos caballos difíciles de limpiar, coceaban cuando les tocabas la punta del corbejón (la parte trasera de la rodilla en el humano), otros te mordían y siempre tenías el brazo tocándole el cuello así notabas si quería morder, otros que tenían sensibles alguna parte del cuerpo y al tocar saltaban dando coces, el peor de todos ellos y de este no olvidé el nombre "Birel" era precioso de color negro, tuve la suerte que no me toco nunca limpiarlo pero vi muchas veces como coceaba, alargaba la pata hacia delante y la rodeaba por lo que era muy difícil el poderla esquivar, era único y a quien le tocaba limpiarlo tenía que ir con mucho cuidado. La orden que dabas a un caballo para moverlo en el box era "Cuadra" y se movían de un lado a otro.
Nos llevaron a Gavá unos días con los camiones a un campo de tiro a practicar con el fusil, así estaban las cosas de complicadas, para que en la Remonta se hicieran prácticas de soldados ya que más bien eramos trabajadores esclavos en un campo de concentración, sin chistar y cobrando 35 ptas. al mes.
Desayunar en el comedor, café con leche y galletas, un día que un soldado se quejó de lo malo que era nos hicieron salir a todos del comedor menos él y le hicieron tomar café con leche hasta que le salió por las orejas, terminado el almuerzo limpiar el caballo que te asignaban darle de comer paja, alfalfa seca y la ración de cebada y sacarlos a pasear por el recinto del cuartel, dando vueltas, uno detrás del otro, un día me tocó el caballo de Granollers (que me arrastro por el suelo) y me hizo lo mismo, me cogió la delantera corriendo yo también corría y me llevo directo a una palmera, lo solté antes de llegar, tenías que bregar mucho con ellos daban coces, mordiscos y levantarse de las patas delanteras, eran enormes y tenías que dominarlos, cuando los limpiabas según el que te tocaba tenías que ir con cien ojos, rasparlo primero con un cepillo de púas (como un peine) para sacar los pelos que le caen y después con otro de cepillo, cepillarlo muy bien por todo el cuerpo a favor del pelo y si tenía mucha crin o cola pasarles el peine, había algunos caballos difíciles de limpiar, coceaban cuando les tocabas la punta del corbejón (la parte trasera de la rodilla en el humano), otros te mordían y siempre tenías el brazo tocándole el cuello así notabas si quería morder, otros que tenían sensibles alguna parte del cuerpo y al tocar saltaban dando coces, el peor de todos ellos y de este no olvidé el nombre "Birel" era precioso de color negro, tuve la suerte que no me toco nunca limpiarlo pero vi muchas veces como coceaba, alargaba la pata hacia delante y la rodeaba por lo que era muy difícil el poderla esquivar, era único y a quien le tocaba limpiarlo tenía que ir con mucho cuidado. La orden que dabas a un caballo para moverlo en el box era "Cuadra" y se movían de un lado a otro.
Al terminar con los caballos y si no tenían servicio, unos iban a limpiar el cuartel barriendo y recogiendo hojas caídas de los arboles y cargando los desperdicio en el carrito y el burro enano, la mula y el mulo con sus respectivos carros al servicio de los soldados en las cuadras, para sacar el heno sucio y colocar el limpio, otros a las pocilgas, mi amigo Valdivia pidió este destino fijo y rebajado de tratar con los caballos y un par de veces que estuve limpiando las pocilgas con una olor insoportable dando arcadas de asco todo el tiempo y no lo podía soportar, prefería los caballos mil veces. Una noche tuve que hacer de "comadrón" me mandaron que vigilara a una marrana a punto de parir y yo le ayude a tirar de algún cerdito que se resistía a salir y tuvo doce que a los pocos minutos ya se agarraban a los pezones de la madre para alimentarse.
Otros a la huerta al mando de un Capitán entrado en años que lucia en el cuello la medalla de hierro nazi, este nos hacía arrancar las ortigas con las manos entre los ajos, cebollas o lechugas y decía nada de chapo con las manos, y con el mulo y una segadora y sin tener idea de segar alfalfa oyendo sólo críticas y exabruptos si se encallaba la segadora, para un poco de esta yerba para nuestros caballos de hípica de los tres Capitanes y casi toda la demás se la llevaba un camión de la policía armada para los suyos que tenían las cuadras en la Plaza España y anda que no crece rápido la dichosa alfalfa y otra vez a la siega. Servicio de cocina. Coger los huevos de las gallinas y siempre oír que no falte ninguno... Y la herrería, esto si daba miedo ayudar al maestro herrador haciendo las herraduras en la fragua y picando en el yunque para darle forma, te decía coge el mazo y él con el martillo en una mano sujetando la herradura con unas tenazas y picando con el martillo y a continuación yo con el mazo, era muy buena persona y entendía que me diera miedo no picar bien y me decía sin miedo pica fuerte y pin, pan, pin, pan, cuando cogías el ritmo era como una máquina, dando forma a una herradura que era superior por tres veces a un caballo normal, después ayudar a herrarlo coger la pata de caballo mientras el le ajustaba la herradura y se la clavaba con mucha rapidez por si la movía y te podía rajar la mano con el clavo antes de doblar la punta y cuando lo hacía con su fuerza te movía hacía delante y atrás y, las patas delanteras..., qué el muy cabrón del caballo se iba recostando encima y no podías aguantarlo, te faltaban las fuerzas..., no pasamos nada que digamos...
El servicio de cocina ayudar al cocinero a preparar la comida y después limpieza de cocina, la comida como el dicho de las lentejas "Si quieres comer las comes y si no las dejas".
Se llevaba al matadero de Hospitalet tres cerdos a sacrificar para carne yo participe en uno de ellos, subir a los tres cerdos en el carro con la mula para su transporte era una aventura, que fuerza que tienen, entre tres soldados no podíamos con el cogiéndolo por donde podías por las orejas, el rabo, las patas y chillaba como un cerdo (mejor expresión no se puede buscar) los mataban delante de nosotros con una descarga eléctrica, los degollaban y descuartizaban y de vuelta al cuartel, a la cocina sólo llegaba medio cerdo.
Los domingos en la cocina no podía faltar la misa, no nos obligaban a asistir y los que no íbamos nos daban servicio de limpiar patio y jardín mientras duraba la misa. O fe o trabajo...
Otros a la huerta al mando de un Capitán entrado en años que lucia en el cuello la medalla de hierro nazi, este nos hacía arrancar las ortigas con las manos entre los ajos, cebollas o lechugas y decía nada de chapo con las manos, y con el mulo y una segadora y sin tener idea de segar alfalfa oyendo sólo críticas y exabruptos si se encallaba la segadora, para un poco de esta yerba para nuestros caballos de hípica de los tres Capitanes y casi toda la demás se la llevaba un camión de la policía armada para los suyos que tenían las cuadras en la Plaza España y anda que no crece rápido la dichosa alfalfa y otra vez a la siega. Servicio de cocina. Coger los huevos de las gallinas y siempre oír que no falte ninguno... Y la herrería, esto si daba miedo ayudar al maestro herrador haciendo las herraduras en la fragua y picando en el yunque para darle forma, te decía coge el mazo y él con el martillo en una mano sujetando la herradura con unas tenazas y picando con el martillo y a continuación yo con el mazo, era muy buena persona y entendía que me diera miedo no picar bien y me decía sin miedo pica fuerte y pin, pan, pin, pan, cuando cogías el ritmo era como una máquina, dando forma a una herradura que era superior por tres veces a un caballo normal, después ayudar a herrarlo coger la pata de caballo mientras el le ajustaba la herradura y se la clavaba con mucha rapidez por si la movía y te podía rajar la mano con el clavo antes de doblar la punta y cuando lo hacía con su fuerza te movía hacía delante y atrás y, las patas delanteras..., qué el muy cabrón del caballo se iba recostando encima y no podías aguantarlo, te faltaban las fuerzas..., no pasamos nada que digamos...
El servicio de cocina ayudar al cocinero a preparar la comida y después limpieza de cocina, la comida como el dicho de las lentejas "Si quieres comer las comes y si no las dejas".
Se llevaba al matadero de Hospitalet tres cerdos a sacrificar para carne yo participe en uno de ellos, subir a los tres cerdos en el carro con la mula para su transporte era una aventura, que fuerza que tienen, entre tres soldados no podíamos con el cogiéndolo por donde podías por las orejas, el rabo, las patas y chillaba como un cerdo (mejor expresión no se puede buscar) los mataban delante de nosotros con una descarga eléctrica, los degollaban y descuartizaban y de vuelta al cuartel, a la cocina sólo llegaba medio cerdo.
Los domingos en la cocina no podía faltar la misa, no nos obligaban a asistir y los que no íbamos nos daban servicio de limpiar patio y jardín mientras duraba la misa. O fe o trabajo...
Las guardias: Puesto de guardia en la entrada, y detrás del cuartel, esta guardia se hacia con un perro pastor alemán que sólo obedecía al soldado de guardia "era curioso", una noche de guardia el perro no paraba de ladrar la caseta estaba en medio del campo y fue la única vez que puse el peine de balas al fusil y cargarlo diciendo quien va o disparo, acojonado seguí al perro y era un gato subido en un árbol, las noches de mucho frío metía conmigo al perro en la caseta y me daba calor, era un perro fantástico terminabas tu guardia y se quedaba con el relevo y sólo obedecía al soldado de guardia. La ronda por dentro del cuartel un par de soldados con el cabo o suboficial de guardia, una noche que estaba de guardia el centinela de la puerta llamó al timbre de alarma de la sala de suboficiales y fuimos a la puerta haber que pasaba, el Sargento mi compañero y yo, el centinela era novato de mayo y un señor que quería entrar decía que era el Comandante y el centinela le pedía el santo y seña y al no saberlo tocó el timbre, cuando el Sargento vio al Comandante lo dejo pasar y le metió una bronca al soldado que le dijo..., tu eres tonto es el Comandante y el soldado cumplió con su deber al no conocerlo y encima le dicen de todo. Los cuartos en el escuadrón y en cada una de las tres cuadras por la noche, la primera de 10 a 1, la segunda de 1 a 4 y la tercera de 4 a 7 horas.
Si te tocaba la primera, a la 1 te ibas a dormir, si te tocaba la segunda cuando cogías el sueño que siempre había follón a pesar del toque de silencio eran las tantas y a la 1 te despertaban para el relevo y te acostabas otra vez a partir de partir de las 4, para levantarte al toque de diana a las 6, esa noche dormías como mucho de dos horas y estas guardias te tocaban día si y día también, 60 soldados en el cuartel para todo, siendo explotados al máximo.
Una noche de cuarto en la segunda cuadra nos quedamos dormidos encima de la alfalfa, la ronda nos despertó y el sargento diciendo con que dormidos.... Le dijimos... No mi Sargento y nos contesto, no..., esta claro por eso tenéis la cara y los brazos hinchados de las picadas de mosquitos que en el frescor de la alfalfa estaban también muy bien y los habéis estorbado, no dijo más y se fue.
Esto no se podía aguantar íbamos desesperados y muy cansados y otro día también en la misma cuadra compramos en la cantina unas botellas de vino y nos la trincamos de seguido cogiendo un pedo que tuve que ir en busca del Sargento de guardia, yo aguanto bastante bien, borracho se lo que digo y no lo olvido pero mi compañero tirado en el suelo que no se podía moverse y le decía al Sargento que el barco se mueve mi Sargento..., nos relevo de la guardia y no dio parte; esto era debido a la desesperación que padecimos y nos animaba el vino.
Otra que pudo costarme un disgusto fue por un Brigada nuevo que me tocó en la 3ª cuadra dar de comer la ración de cebada, que la medida era un canastillo lleno (como un plato) en esta cuadra estaba el mulo Jenaro, llenaba la medida y la tiraba en el comedero a cada animal, cuando llegue al box del mulo entre por la de al lado y desde arriba le ponía su ración, al verme el Brigada me dijo que entrara al box, le expliqué que Jenaro era terrible y no me hizo caso, que entrara me ordenó, esperé el momento preciso y entre por debajo del tronco y me agarré a su cuello (ya sabía lo que iba a pasar) empezó a dar vueltas y vueltas conmigo que no lo soltaba y pegar coces, las daba con las dos patas y no podía controlarlo me tiré de cabeza por encima del tronco cayendo de golpe en el pasillo derramando toda la cebada, entonces el Brigada me dijo hazlo por donde quieras. (Era para decirle... Si Ahora...)
En el horario del cuartel, si no tenías servicio era hasta las 6 de la tarde y podías salir de paseo con el traje de militar de "bonito" pasando una revista de pelo, botas, hebillas, botones, etc. y a las 9, pasaban lista, tres horas que iba a casa caminando hasta la parada del metro Hospitalet linea 1, casi una hora hasta Santa Coloma y otros 15 minutos caminando a casa, dejar la ropa sucia para lavar y ver a mi madre y abuela, de allí a ver a la novia y estar un ratito con ella y de vuelta al cuartel corriendo y con el tiempo justo así estuve toda la mili menos un mes de pase pernocta que podía dormir en casa y a las 6 de la mañana estar a la revista en el cuartel.
Así..., cómo podía trabajar para ayudar en mi casa..., y según el destino a la Remonta era para eso.
Treinta y cinco pesetas nos daban de paga y nunca las cobrábamos enteras nos descontaban un vidrio o roto o cualquier otra cosa. En toda la mili gasté unas 9.000 pesetas y me miraba mucho el no gastar al tener pocos recursos y necesitarlo en casa, en comparación de compañeros que gastaron tres veces más, tenían alquilado una habitación de pensión cerca del cuartel y se cambiaban de ropa para vestir de paisano y no miraban los gastos que podían hacer, no se encontraban en mi situación familiar.
L'avi Manel #YOSOYAUTISTA
Si te tocaba la primera, a la 1 te ibas a dormir, si te tocaba la segunda cuando cogías el sueño que siempre había follón a pesar del toque de silencio eran las tantas y a la 1 te despertaban para el relevo y te acostabas otra vez a partir de partir de las 4, para levantarte al toque de diana a las 6, esa noche dormías como mucho de dos horas y estas guardias te tocaban día si y día también, 60 soldados en el cuartel para todo, siendo explotados al máximo.
Una noche de cuarto en la segunda cuadra nos quedamos dormidos encima de la alfalfa, la ronda nos despertó y el sargento diciendo con que dormidos.... Le dijimos... No mi Sargento y nos contesto, no..., esta claro por eso tenéis la cara y los brazos hinchados de las picadas de mosquitos que en el frescor de la alfalfa estaban también muy bien y los habéis estorbado, no dijo más y se fue.
Esto no se podía aguantar íbamos desesperados y muy cansados y otro día también en la misma cuadra compramos en la cantina unas botellas de vino y nos la trincamos de seguido cogiendo un pedo que tuve que ir en busca del Sargento de guardia, yo aguanto bastante bien, borracho se lo que digo y no lo olvido pero mi compañero tirado en el suelo que no se podía moverse y le decía al Sargento que el barco se mueve mi Sargento..., nos relevo de la guardia y no dio parte; esto era debido a la desesperación que padecimos y nos animaba el vino.
Otra que pudo costarme un disgusto fue por un Brigada nuevo que me tocó en la 3ª cuadra dar de comer la ración de cebada, que la medida era un canastillo lleno (como un plato) en esta cuadra estaba el mulo Jenaro, llenaba la medida y la tiraba en el comedero a cada animal, cuando llegue al box del mulo entre por la de al lado y desde arriba le ponía su ración, al verme el Brigada me dijo que entrara al box, le expliqué que Jenaro era terrible y no me hizo caso, que entrara me ordenó, esperé el momento preciso y entre por debajo del tronco y me agarré a su cuello (ya sabía lo que iba a pasar) empezó a dar vueltas y vueltas conmigo que no lo soltaba y pegar coces, las daba con las dos patas y no podía controlarlo me tiré de cabeza por encima del tronco cayendo de golpe en el pasillo derramando toda la cebada, entonces el Brigada me dijo hazlo por donde quieras. (Era para decirle... Si Ahora...)
En el horario del cuartel, si no tenías servicio era hasta las 6 de la tarde y podías salir de paseo con el traje de militar de "bonito" pasando una revista de pelo, botas, hebillas, botones, etc. y a las 9, pasaban lista, tres horas que iba a casa caminando hasta la parada del metro Hospitalet linea 1, casi una hora hasta Santa Coloma y otros 15 minutos caminando a casa, dejar la ropa sucia para lavar y ver a mi madre y abuela, de allí a ver a la novia y estar un ratito con ella y de vuelta al cuartel corriendo y con el tiempo justo así estuve toda la mili menos un mes de pase pernocta que podía dormir en casa y a las 6 de la mañana estar a la revista en el cuartel.
Así..., cómo podía trabajar para ayudar en mi casa..., y según el destino a la Remonta era para eso.
Treinta y cinco pesetas nos daban de paga y nunca las cobrábamos enteras nos descontaban un vidrio o roto o cualquier otra cosa. En toda la mili gasté unas 9.000 pesetas y me miraba mucho el no gastar al tener pocos recursos y necesitarlo en casa, en comparación de compañeros que gastaron tres veces más, tenían alquilado una habitación de pensión cerca del cuartel y se cambiaban de ropa para vestir de paisano y no miraban los gastos que podían hacer, no se encontraban en mi situación familiar.
L'avi Manel #YOSOYAUTISTA
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